martes, 16 de junio de 2009

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LA REVOLUCION
Tui, Lo Gozoso, Lago.
Li, Lo Oscilante, Fuego.
Los trigramas representan a las hijas menores. Sus in fluencias se encuentran en actual conflicto y cada fuerza combate a la otra como el fuego y el agua, cada una trata de destruir a la otra. De aquí la idea de revolución.
General: Muestra al hombre como, la tarea de eliminación de lo envejecido, necesita de rectitud y apego a lo justo. Mediante la aplicación de reglas tales como la espera del tiempo apropiado, el proceder adecuado para la conquista de simpatías, la ausencia de intenciones y actitudes egoístas, el hombre logra la aceptación necesaria para producir cambios.
Para el Presente: Pasamos por una etapa de cambios. Hemos personalmente producido esos cambios, o hemos participado de ellos. Es hora de dar crédito a los cambios realizados. Este es un proceso que se cumple naturalmente si los cambios han conducido al éxito. Nos queda, eso si, el trabajo en el afianzamiento de lo logrado.
EL JUICIO:
"Revolución. En tu propio día eres creído. El mayor éxito se obtiene a través de la perseverancia. Los re­mordimientos desaparecen". Las revoluciones políticas son asuntos extremadamente graves. Deben ser empren­didas sólo por hombres muy capaces y cuando las cir­cunstancias no permitan otro camino.
Nadie es llama­do a la tarea pero sólo un hombre que tiene la con­fianza del pueblo y sólo él puede lograrlo` Hay que proceder por el camino correcto y tratar de prevenir los excesos. Hay que permanecer libre de ambiciones personales y preocuparse realmente de las necesidades del pueblo. Sólo de esta manera no habrá lugar a arrepentimientos. Los tiempos cambian, y con ellos sus exigencias. Lo mismo que las estaciones cambian en el curso del año: En el ciclo del mundo también hay una primavera y un otoño en la vida de los pueblos y naciones, que llaman a las transformaciones sociales.
LA IMAGEN:
"Fuego en el Lago. La imagen de la revolución. El hombre superior pone el calendario en orden y acla­ra las estaciones".
Fuego y lago combaten para des­truirse mutuamente. También en el curso del año hay combates entre las fuerzas de, la luz y las fuerzas de la oscuridad. El hombre controla esos cambios de la na­turaleza fijándose en su regularidad y marca el paso del tiempo de acuerdo a ello. En este camino orden y claridad aparecen dentro del aparentemente caótico cambio de estaciones y el hombre es capaz de ajustar­se anticipadamente a las exigencias de las diferentes épocas.

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