viernes, 31 de julio de 2009

EL EMPLEO DE METÁFORAS EN PSICOTERAPIA


PRIMERA PARTE. La terapia de la metáfora.
1. El poder de las historias.
2. La narración efectiva.
3. Las historias en terapia.
SEGUNDA PARTE. Historias curativas.
4. Potenciación de la fortaleza.
5. El proceso de aceptación.
6. La reformulación de las actitudes negativas.
7. El cambio en las pautas de comportamiento.
8. El aprendizaje a partir de la experiencia.
9. La consecución de objetivos.
10. La búsqueda de la compasión.
11. El desarrollo de la sabiduría.
12. El cuidado de uno mismo.
13. La mejora de la felicidad.
TERCERA PARTE. La creación de sus propias metáforas.
14. Qué es lo que se debe hacer y lo que no.
15. Utilización de un enfoque PRR para crear sus propias historias de curación. Historia 101.
¿Por qué enseñas a través de historias?
Recursos.
Índice alfabético de materias.

martes, 28 de julio de 2009

Paracelso


















PARACELSO (1493-1541) Mago, Médico, Alquimista, Astrólogo y posiblemente uno de los hombres más misteriosos y sabios de principios del siglo XVI en toda Europa.
Contribuyó a que la medicina siguiera un camino más científico, y también aportó datos alquímicos.
A Paracelso le atribuimos la idea de que los cuatro elementos (tierra, fuego, aire y agua) pertenecían a criaturas fantásticas que existían antes del mundo. Así pues, la tierra pertenecería a los gnomos, el agua a las nereidas (ninfas acuáticas), el aire a los silfos (espíritus del viento) y el fuego a las salamandras (hadas de fuego).
Igualmente, Paracelso asoció los temperamentos galénicos a los cuatro sabores fundamentales. Esto tuvo tal difusión en su época que aún, en lenguaje coloquial, nos referimos a un carácter dulce (tranquilo, flemático), amargo (colérico), salado (sanguíneo, dicharachero) y el carácter ácido (temperamento melancólico).
Las 7 Leyes que a continuación se detallan hacen resumen de su vida, obra y pensamiento. Formuladas desde una audacia, un (in)genio y una sabiduría verdaderamente iluminada, no sólo para su época. Verdadero precursor de la medicina preventiva, la holística, el vegetarianismo, la macrobiótica y el naturismo… ¡Todo un visionario! al que podemos volver y (re)encontrar esplendor.
(by Adrián Morales)
1. Lo primero es mejorar la salud. Para ello hay que respirar con la mayor frecuencia posible, honda y rítmica, llenando bien los pulmones, al aire libre o asomado a una ventana. Beber diariamente en pequeños sorbos, dos litros de agua, comer muchas frutas, masticar los alimentos del modo más perfecto posible, evitar el alcohol, el tabaco y las medicinas, a menos que estuvieras por alguna causa grave sometido a un tratamiento. Bañarte diariamente, es un habito que debes a tu propia dignidad.

2. Desterrar absolutamente de tu ánimo, por más motivos que existan, toda idea de pesimismo, rencor, odio, tedio, tristeza, venganza y pobreza. Huir como de la peste de toda ocasión de tratar a personas maldicientes, viciosas, ruines, murmuradoras, indolentes, chismosas, vanidosas o vulgares e inferiores por natural bajeza de entendimiento o por tópicos sensualistas que forman la base de sus discursos u ocupaciones. La observancia de esta regla es de importancia decisiva: se trata de cambiar la espiritual contextura de tu alma. Es el único medio de cambiar tu destino, pues este depende de nuestros actos y pensamientos. El azar no existe.

3. Haz todo el bien posible. Auxilia a todo desgraciado siempre que puedas, pero jamás tengas debilidades por ninguna persona. Debes cuidar tus propias energías y huir de todo sentimentalismo.

4. Hay que olvidar toda ofensa, más aun: esfuérzate por pensar bien del mayor enemigo. Tu alma es un templo que no debe ser jamás profanado por el odio. Todos los grandes seres se han dejado guiar por esa suave voz interior, pero no te hablara así de pronto, tienes que prepararte por un tiempo; destruir las superpuestas capas de viejos hábitos, pensamientos y errores que pesan sobre tu espíritu, que es divino y perfecto en sí, pero impotente por lo imperfecto del vehículo que le ofreces hoy para manifestarse, la carne flaca.

5. Debes recogerte todos los días en donde nadie pueda turbarte, siquiera por media hora, sentarte lo más cómodamente posible con los ojos medio entornados y no pensar en nada. Esto fortifica enérgicamente el cerebro y el Espíritu y te pondrá en contacto con las buenas influencias. En este estado de recogimiento y silencio, suelen ocurrírsenos a veces luminosas ideas, susceptibles de cambiar toda una existencia. Con el tiempo todos los problemas que se presentan serán resueltos victoriosamente por una voz interior que te guiara en tales instantes de silencio, a solas con tu conciencia. Ese es el daimon de que habla Sócrates.

6. Debes guardar absoluto silencio de todos tus asuntos personales. Abstenerse, como si hubieras hecho juramento solemne, de referir a los demás, aun de tus más íntimos todo cuanto pienses, oigas, sepas, aprendas, sospeches o descubras. Por un largo tiempo al menos debes ser como casa tapiada o jardín sellado. Es regla de suma importancia.

7. Jamás temas a los hombres ni te inspire sobresalto el DIA mañana. Ten tu alma fuerte y limpia y todo te saldrá bien. Jamás te creas sólo ni débil, porque hay detrás de ti ejércitos poderosos, que no concibes ni en sueños. Si elevas tu espíritu no habrá mal que pueda tocarte. El único enemigo a quien debes temer es a ti mismo. El miedo y desconfianza en el futuro son madres funestas de todos los fracasos, atraen las malas influencias y con ellas el desastre. Si estudias atentamente a las personas de buena suerte, veras que intuitivamente, observan gran parte de las reglas que anteceden. Muchas de las que allegan gran riqueza, muy cierto es que no son del todo buenas personas, en el sentido recto, pero poseen muchas virtudes que arriba se mencionan. Por otra parte, la riqueza no es sinónimo de dicha; puede ser uno de los factores que a ella conduce, por el poder que nos da para ejercer grandes y nobles obras; pero la dicha más duradera solo se consigue por otros caminos; allí donde nunca impera el antiguo Satán de la leyenda, cuyo verdadero nombre es el egoísmo. Jamás te quejes de nada, domina tus sentidos; huye tanto de la humildad como de la vanidad. La humildad te sustraerá fuerzas y la vanidad es tan nociva, que es como si dijéramos: pecado mortal contra el Espíritu Santo.

jueves, 23 de julio de 2009

Dos monjes zen bajaron al río a lavar sus tazones después de comer. Mientras lavaba el tazón, uno de ellos vió un escorpión ahogándose y lo sacó del agua. El escorpión le picó en la mano.
No había terminado de limpiar el tazón cuando vió que el escorpión se había caído otra vez al agua. Cuando su mano hizo ademán de rescatarlo, su compañero le preguntó:
- ¿Por qué te molestas en ayudarlo si sabes que te volverá a picar?
- La naturaleza del escorpión es picar. La mía es salvarlo.

cuento chino TRIPTICO DE CUERPO SIN ORGANOS

13/07/2009
Wang Minke, un escritor, muy raro entre los chinos que viven en España. Todos los días se pasa más de cinco horas en la biblioteca pública de Madrid y por las tardes frecuenta a un bar de mala muerte donde según él se inspira para sus personajes.
Tríptico de Cuerpo Sin Órganos
Tú eres futuro Niño Nonada frente al espejo en mitad de la materia. La materia es pura. ¿Y tú? Espejo no refleja, así que no pasa nada: Entonces surge el deseo. La materia adquiere expresión, y juntas se expanden pero lentifican tu involución.
La humanidad o no humanidad de las máquinas introducen en lo maquínico la distinción entre semióticas a-significantes y significantes, pues lo importante del lenguaje maquínico no viene dado tanto por el significado como por el conjunto de efectos que esas semióticas producen en los diversos contextos.
Tu espejo en realidad puede ser no tuyo. Primero lo colocan todo según marcan las flechas, luego tus ojos se adentran en la espesura de los cristales. ¿Pero tus ojos son tuyos? No importa. ¿Qué? ¿Si quebrases la cervical, que no lo haces, podrías detener la materia? ¿Y si no fueras ese ser hidrocéfalo licuándose hacia el espejo, qué harías? Pero no hay que precipitarse. Lo reconoces. No lo haces. No haces nada de nada. Sólo te lo preguntas pero no es tu problema. Tú no tienes problemas.
Se trata de un lenguaje a-significante, abierto a una función que extiende el radio de acción del lenguaje más allá de las funciones discursivas tradicionales, ya no se trata de producir significante, referencia o sentido, sino de intervenir directamente sobre lo real, más acción que significación.
¿Qué es? Es Monstruo. ¿Monstruo? Sí, y se expande. ¿Cómo es? Todo lo que se puede decir es que hay una mancha en el interior. ¿También se hace grande? ¿Qué? La mancha. ¿Es un corazón? ¿Se dilata? ¿Se contrae? Nada de nada. La mancha permanece inalterada o... ¿Qué? Parece que se ha movido. ¿Qué? Pero es un movimiento en sí para sí. ¿Qué? Contorsión sin salirse del cuerpo. ¡Oh! Nada cambia; al menos no a esta escala. ¿Qué? ¿Es una escala de Gigante Nils? ¿Oh!
El problema fundamental es que la heterogénesis de esos estratos, procesos o dispositivos maquínicos, la arbitrariedad de conformaciones finitas que componen la realidad no puede sacrificarse en beneficio de una misma estructura, que a modo de esencia impone sobre el resto de texturas o regiones un único orden, una misma linealidad sonora, un nuevo Monstruo Zacarías.
Se dice: Pero tú no tienes problemas: Vas a fusionarte con el espejo para escapar: La materia no es ni buena ni mala: La materia no te quiere: La materia es pura: Se dice: Espejo que no refleja te come: Mandas los ojos de paseo y no vuelven: Ojos que no ven espejos que no devuelven: Pero no es tu problema: Tú no tienes problemas: Se dice:
Niño Sinlabios no dice nada. Sin labios es un poco difícil, ¿no? Es que vuelan cosas alrededor de su cabeza hidrocéfala. ¿Qué cosas? Cosas. Suciedades. Detritos. Cosas. Alrededor de su cabeza. Pero Sinlabios si quisiera articular, ¿podría? Claro que sí. Es una cabeza ¡no? ¿Borradora? Oradora. Y una cabeza oradora puede... Sí; si quisiera hasta podría atrapar cosas. ¿Sin labios? Y sin rostro. ¿Con qué entonces? Con la lengua gua. ¡Ay la lengua gua! La lengua gua no carnal sino maquínica.
Lo que las máquinas fractales atraviesan son escalas sustanciales. Las atraviesan al engendrarlas... se descubre una manera de ser del Ser... sin ser no obstante idéntico a sí mismo; un Ser procesual, polifónico, singularizable en las texturas gradualmente estratificadas, al capricho de las velocidades que animan sus expresiones virtuales.
Sé que no se me quiere más. Ni hablar de. Abro los siete orificios y salen suciedades, impurezas. Se unen a otros detritos del medio exterior, y todos giran enjambrados. Me aíslan a modo de Hombre Saco de Heroína. Salpican mi voz otras voces maquínicas. Distorsionan mi interioridad hasta traspasarla y siento que yo ya no soy más. No soy. No se me quiere. ¿Debo aceptar esta deformidad? Tres escarpias se clavan en el Principio de Amor Puro. Y puede que acontezca.
¿Qué? Lo que echa son órganos. ¿Se está vaciando? Se está convirtiendo en un cuerpo sin órganos. ¿Los órganos eran la impureza? No exactamente, pero los órganos forman ahora un contorno que lo aísla, lo extrae del armazón de la materia. A veces no se distingue. Eso no tiene importancia. ¿Pero no somos ojos nosotros? También somos oído, bazo, o trompas de Falopio. ¿No estamos en el espejo? Estamos en la multiplicidad de espejos. ¿Somos ojos o voces o lo que sea pero no tenemos reflejo al otro lado? ¿Es eso? No hay otro lado. Sólo hay estratos y estratos. Pero es que ni siquiera se ven trazos o líneas. Aquí no se dibujan sensaciones. ¿Entonces qué figura geométrica es nuestra esencia? No se respira esencia. Nosotros. Somos. Ello. ¡Qué!
Ello funciona en todas partes, bien sin parar, bien discontinuo. Ello respira, ello se calienta, ello come. Ello caga, ello besa. Qué error haber dicho el ello. En todas partes, máquinas productoras o deseantes, las máquinas esquizofrénicas, toda la vida genérica: yo y no-yo, exterior e interior ya no quieren decir nada. Una máquina-órgano empalma con una máquina-fuente: una de ellas emite un flujo que la otra corta. Una máquina-órgano para una máquina-energía, siempre flujos y cortes.
¿Pero eres tú ya Niño Nonada? Lleno tan sólo de vectores y gradientes que se escapan en diferentes orientaciones. La subjetividad, en cuanto sujeto unívoco o sujeto fuerte, convertida en huella vacía de un devenir. No eres especial. No hace falta que seas especial. Sé uno más entre todos. Hazte Monstruo Zacarías. Pero no quieres. Tu cuerpo sin órganos no. Sigues creyéndote especial. Buscas la geometría de Nonada que te pueda salvar. Abres boca expulsada sin labios atrapas masticas succionas dodecaedros en multidisfunción. Mientras en la materia: No ocurre nada especial.
Entre las máquinas deseantes y el cuerpo lleno sin órganos se levanta un conflicto aparente. Cada conexión de máquina, cada ruido de máquina se vuelve insoportable para el cuerpo sin órganos. A las máquinas-órganos, el cuerpo sin órganos opone su superficie resbaladiza, opaca y blanda. A los flujos ligados, conectados y recortados, opone su fluido amorfo indiferenciado... Este es el sentido de la represión primaria: Repulsión de las máquinas deseantes por el cuerpo sin órganos: Máquina paranoica.
Ya sólo hablo del Principio de Amor Puro. A veces para interpretar una partitura, un dedo debe ser naturalmente quebrado, es la única manera de hacerlo. Están las máquinas, yo o nosotros, y el principio de amor puro, que es una cosa más allá, color liso o pura materia. El sonido del quiebro se superpone a la nota ejecutada, y ahí están, rompiéndose el uno a la otra. ¿Puede nuestro conflicto reducir el principio a un simple tintineo? Hay pies más bien feos. Dedos grotescos que se retuercen en la nonada. La partitura dice: Romper el dedo por siete lugares como el fémur de Saltamontes Jürs. Y la partitura debe ser ejecutada al dedo del pie de la letra. ¡Puk!, y todo va bien. ¡Puk puk! ¿Así ha de ser dividido el Principio de Amor Puro en un número primo?
Son organismos heterótrofos, que poseen células quitinizadas, normalmente no móviles. El hongo sale del insecto enfermo a través de las aperturas: boca, ano, orificios de unión de los tegumentos y artejos; y en el exterior forma sus estructuras fructíferas y las esporas. Durante una semana, los individuos afectados no se alimentan, presentan debilidad y desorientación y cambian de color.
El cuerpo sin órganos, lo improductivo, lo inconsumible, sirve de superficie para el registro de todos los procesos de la producción del deseo, de tal modo que las máquinas deseantes parece que emanan de él en el movimiento objetivo aparente que les relaciona.
En mitad de todo brota un dodecaedro. ¿Es ya Niño Nonada? Puede ser. Desalma el Principio de Amor Puro. Ni melodía ni color ni drama. No a los sentimientos. Maderamen hermético. Autómata artificial pero natural. Figura sin geometría. ¿Qué hace? ¿Adónde va? Inmóvil. Diamante turbio creciendo en la carne.
Ocurre que sobre la superficie de inscripción se anota algo que pertenece al orden del sujeto. De un extraño sujeto, sin identidad fija, que vaga sobre el cuerpo sin órganos, siempre al lado de las máquinas deseantes, definido por la parte que toma en el producto, que recoge en todo lugar la prima de un devenir o de un avatar, que nace de los estados que consume y renace en cada estado.
Función Devenir
No Cielo -> No Tierra
No Tierra -> No Casa
No Casa -> No Tú
No Tú -> No Yo
No Yo -> No Cuerpo
No Cuerpo -> No Órgano
No Órgano -> Nonada

miércoles, 22 de julio de 2009

el sitio de otro










Si actuamos para ocupar el sitio del otro o para no "invadir" su sitio, si nos prohibimos actividades o temas porque uno de los dos los descubrió antes (es decir, si competimos o existimos ante los demás sólo porque el otro existe), si nos comparamos poniéndonos el uno al otro como rasero, si hacemos algo para mostrar al otro que le pertenecemos o que le negamos influencia y participación en nuestros actos, si dependemos del otro para vivir en cualquier plano, incluso aunque sólo sea en el alimenticio, si nos hacemos dueños o esclavos de un espacio que decimos vivir en común, si en el hogar no dejamos de entablar peleas y en la calle nos presentamos como si fuéramos una pareja sólida, si debemos vivir dándonos o pidiendo constantemente permiso, entonces... no somos amigos sino víctimas o verdugos, o estas dos cosas al mismo tiempo.

LOS CUATRO ASPECTOS DEL AMOR

Según el Budismo, existen cuatro elementos en el verdadero amor.

El primero es maitri, que puede traducirse como bondad incondicional o benevolencia.
La bondad incondicional no consiste sólo en desear hacer feliz a alguien, en dar alegría a un ser querido, sino también en la capacidad de dar alegría y felicidad a la persona que amas, porque aunque tu intención sea amarla, también puedes hacerla sufrir.
Para amar de verdad a alguien, has de seguir un aprendizaje; y para poder aportar alegría y felicidad a la persona que amas, debes observarla profundamente, porque si no la comprendes, no podrás amarla de verdad. La comprensión es la esencia del amor. Si no puedes comprenderla, no podrás amarla. Este es el mensaje de Buda. Si un marido, por ejemplo, no comprende los problemas más profundos de su mujer, sus aspiraciones más profundas, si no comprende su sufrimiento, no podrá amarla de verdad. Sin comprensión, el amor no puede existir.
¿ Qué debemos hacer para comprender a alguien? Hemos de disponer de tiempo y observar profundamente a esa persona. Estar presentes y atentos, y observarla profundamente. Y el fruto de esta profunda observación se llama comprensión. El amor es verdadero cuando está constituido por una sustancia llamada comprensión.

El segundo elemento del verdadero amor es la compasión, Karuna. Esta cualidad no consiste sólo en el deseo de aliviar el sufrimiento de otra persona, sino también en la capacidad para hacerlo. Para comprender bien la naturaleza de su sufrimiento y ayudarla a cambiar, has de practicar el observarla profundamente. La práctica se arraiga siempre en el conocimiento y la comprensión. La práctica de la comprensión es la práctica de la meditación. Y meditar es observar a fondo la esencia de las cosas.
El tercer elemento del amor es la alegría, mudita. Si en el amor no hay alegría, no se trata de un verdadero amor. Si estás sufriendo y llorando todo el tiempo, y si haces llorar a la persona que amas, significa que no se trata de un verdadero amor, incluso puede llegar a ser lo opuesto a él. Si en tu relación de pareja no hay alegría, puedes estar seguro que no es verdadero amor.

El cuarto elemento es la ecuanimidad o libertad, upeksha. En el verdadero amor alcanzas la libertad. Cuando amas de veras a alguien, le das una absoluta libertad. Si no es así, no se trata de un verdadero amor. Debes amar a tu pareja de tal modo que ella se sienta libre, no sólo por fuera, sino también por dentro. “ Cariño, ¿tienes el suficiente espacio en tu corazón y a tu alrededor?”, es una pregunta inteligente que puedes hacerle para averiguar si tu amor es real .