jueves, 23 de julio de 2009

cuento chino TRIPTICO DE CUERPO SIN ORGANOS

13/07/2009
Wang Minke, un escritor, muy raro entre los chinos que viven en España. Todos los días se pasa más de cinco horas en la biblioteca pública de Madrid y por las tardes frecuenta a un bar de mala muerte donde según él se inspira para sus personajes.
Tríptico de Cuerpo Sin Órganos
Tú eres futuro Niño Nonada frente al espejo en mitad de la materia. La materia es pura. ¿Y tú? Espejo no refleja, así que no pasa nada: Entonces surge el deseo. La materia adquiere expresión, y juntas se expanden pero lentifican tu involución.
La humanidad o no humanidad de las máquinas introducen en lo maquínico la distinción entre semióticas a-significantes y significantes, pues lo importante del lenguaje maquínico no viene dado tanto por el significado como por el conjunto de efectos que esas semióticas producen en los diversos contextos.
Tu espejo en realidad puede ser no tuyo. Primero lo colocan todo según marcan las flechas, luego tus ojos se adentran en la espesura de los cristales. ¿Pero tus ojos son tuyos? No importa. ¿Qué? ¿Si quebrases la cervical, que no lo haces, podrías detener la materia? ¿Y si no fueras ese ser hidrocéfalo licuándose hacia el espejo, qué harías? Pero no hay que precipitarse. Lo reconoces. No lo haces. No haces nada de nada. Sólo te lo preguntas pero no es tu problema. Tú no tienes problemas.
Se trata de un lenguaje a-significante, abierto a una función que extiende el radio de acción del lenguaje más allá de las funciones discursivas tradicionales, ya no se trata de producir significante, referencia o sentido, sino de intervenir directamente sobre lo real, más acción que significación.
¿Qué es? Es Monstruo. ¿Monstruo? Sí, y se expande. ¿Cómo es? Todo lo que se puede decir es que hay una mancha en el interior. ¿También se hace grande? ¿Qué? La mancha. ¿Es un corazón? ¿Se dilata? ¿Se contrae? Nada de nada. La mancha permanece inalterada o... ¿Qué? Parece que se ha movido. ¿Qué? Pero es un movimiento en sí para sí. ¿Qué? Contorsión sin salirse del cuerpo. ¡Oh! Nada cambia; al menos no a esta escala. ¿Qué? ¿Es una escala de Gigante Nils? ¿Oh!
El problema fundamental es que la heterogénesis de esos estratos, procesos o dispositivos maquínicos, la arbitrariedad de conformaciones finitas que componen la realidad no puede sacrificarse en beneficio de una misma estructura, que a modo de esencia impone sobre el resto de texturas o regiones un único orden, una misma linealidad sonora, un nuevo Monstruo Zacarías.
Se dice: Pero tú no tienes problemas: Vas a fusionarte con el espejo para escapar: La materia no es ni buena ni mala: La materia no te quiere: La materia es pura: Se dice: Espejo que no refleja te come: Mandas los ojos de paseo y no vuelven: Ojos que no ven espejos que no devuelven: Pero no es tu problema: Tú no tienes problemas: Se dice:
Niño Sinlabios no dice nada. Sin labios es un poco difícil, ¿no? Es que vuelan cosas alrededor de su cabeza hidrocéfala. ¿Qué cosas? Cosas. Suciedades. Detritos. Cosas. Alrededor de su cabeza. Pero Sinlabios si quisiera articular, ¿podría? Claro que sí. Es una cabeza ¡no? ¿Borradora? Oradora. Y una cabeza oradora puede... Sí; si quisiera hasta podría atrapar cosas. ¿Sin labios? Y sin rostro. ¿Con qué entonces? Con la lengua gua. ¡Ay la lengua gua! La lengua gua no carnal sino maquínica.
Lo que las máquinas fractales atraviesan son escalas sustanciales. Las atraviesan al engendrarlas... se descubre una manera de ser del Ser... sin ser no obstante idéntico a sí mismo; un Ser procesual, polifónico, singularizable en las texturas gradualmente estratificadas, al capricho de las velocidades que animan sus expresiones virtuales.
Sé que no se me quiere más. Ni hablar de. Abro los siete orificios y salen suciedades, impurezas. Se unen a otros detritos del medio exterior, y todos giran enjambrados. Me aíslan a modo de Hombre Saco de Heroína. Salpican mi voz otras voces maquínicas. Distorsionan mi interioridad hasta traspasarla y siento que yo ya no soy más. No soy. No se me quiere. ¿Debo aceptar esta deformidad? Tres escarpias se clavan en el Principio de Amor Puro. Y puede que acontezca.
¿Qué? Lo que echa son órganos. ¿Se está vaciando? Se está convirtiendo en un cuerpo sin órganos. ¿Los órganos eran la impureza? No exactamente, pero los órganos forman ahora un contorno que lo aísla, lo extrae del armazón de la materia. A veces no se distingue. Eso no tiene importancia. ¿Pero no somos ojos nosotros? También somos oído, bazo, o trompas de Falopio. ¿No estamos en el espejo? Estamos en la multiplicidad de espejos. ¿Somos ojos o voces o lo que sea pero no tenemos reflejo al otro lado? ¿Es eso? No hay otro lado. Sólo hay estratos y estratos. Pero es que ni siquiera se ven trazos o líneas. Aquí no se dibujan sensaciones. ¿Entonces qué figura geométrica es nuestra esencia? No se respira esencia. Nosotros. Somos. Ello. ¡Qué!
Ello funciona en todas partes, bien sin parar, bien discontinuo. Ello respira, ello se calienta, ello come. Ello caga, ello besa. Qué error haber dicho el ello. En todas partes, máquinas productoras o deseantes, las máquinas esquizofrénicas, toda la vida genérica: yo y no-yo, exterior e interior ya no quieren decir nada. Una máquina-órgano empalma con una máquina-fuente: una de ellas emite un flujo que la otra corta. Una máquina-órgano para una máquina-energía, siempre flujos y cortes.
¿Pero eres tú ya Niño Nonada? Lleno tan sólo de vectores y gradientes que se escapan en diferentes orientaciones. La subjetividad, en cuanto sujeto unívoco o sujeto fuerte, convertida en huella vacía de un devenir. No eres especial. No hace falta que seas especial. Sé uno más entre todos. Hazte Monstruo Zacarías. Pero no quieres. Tu cuerpo sin órganos no. Sigues creyéndote especial. Buscas la geometría de Nonada que te pueda salvar. Abres boca expulsada sin labios atrapas masticas succionas dodecaedros en multidisfunción. Mientras en la materia: No ocurre nada especial.
Entre las máquinas deseantes y el cuerpo lleno sin órganos se levanta un conflicto aparente. Cada conexión de máquina, cada ruido de máquina se vuelve insoportable para el cuerpo sin órganos. A las máquinas-órganos, el cuerpo sin órganos opone su superficie resbaladiza, opaca y blanda. A los flujos ligados, conectados y recortados, opone su fluido amorfo indiferenciado... Este es el sentido de la represión primaria: Repulsión de las máquinas deseantes por el cuerpo sin órganos: Máquina paranoica.
Ya sólo hablo del Principio de Amor Puro. A veces para interpretar una partitura, un dedo debe ser naturalmente quebrado, es la única manera de hacerlo. Están las máquinas, yo o nosotros, y el principio de amor puro, que es una cosa más allá, color liso o pura materia. El sonido del quiebro se superpone a la nota ejecutada, y ahí están, rompiéndose el uno a la otra. ¿Puede nuestro conflicto reducir el principio a un simple tintineo? Hay pies más bien feos. Dedos grotescos que se retuercen en la nonada. La partitura dice: Romper el dedo por siete lugares como el fémur de Saltamontes Jürs. Y la partitura debe ser ejecutada al dedo del pie de la letra. ¡Puk!, y todo va bien. ¡Puk puk! ¿Así ha de ser dividido el Principio de Amor Puro en un número primo?
Son organismos heterótrofos, que poseen células quitinizadas, normalmente no móviles. El hongo sale del insecto enfermo a través de las aperturas: boca, ano, orificios de unión de los tegumentos y artejos; y en el exterior forma sus estructuras fructíferas y las esporas. Durante una semana, los individuos afectados no se alimentan, presentan debilidad y desorientación y cambian de color.
El cuerpo sin órganos, lo improductivo, lo inconsumible, sirve de superficie para el registro de todos los procesos de la producción del deseo, de tal modo que las máquinas deseantes parece que emanan de él en el movimiento objetivo aparente que les relaciona.
En mitad de todo brota un dodecaedro. ¿Es ya Niño Nonada? Puede ser. Desalma el Principio de Amor Puro. Ni melodía ni color ni drama. No a los sentimientos. Maderamen hermético. Autómata artificial pero natural. Figura sin geometría. ¿Qué hace? ¿Adónde va? Inmóvil. Diamante turbio creciendo en la carne.
Ocurre que sobre la superficie de inscripción se anota algo que pertenece al orden del sujeto. De un extraño sujeto, sin identidad fija, que vaga sobre el cuerpo sin órganos, siempre al lado de las máquinas deseantes, definido por la parte que toma en el producto, que recoge en todo lugar la prima de un devenir o de un avatar, que nace de los estados que consume y renace en cada estado.
Función Devenir
No Cielo -> No Tierra
No Tierra -> No Casa
No Casa -> No Tú
No Tú -> No Yo
No Yo -> No Cuerpo
No Cuerpo -> No Órgano
No Órgano -> Nonada

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